Hacia fines de la década de 1960, la compañía decidió cerrar sus operaciones debido al surgimiento de la lana sintética, que disminuyó los precios de la lana natural y desmoronó la rentabilidad de su producción. A eso, se sumó una sequía que azotó el Norte Chico durante cinco años y que afectó a la hacienda ya que dependía de la lluvia para el riego.
Finalmente, con el inminente triunfo electoral de la Unidad Popular en 1970, los accionistas vieron derrumbadas sus expectativas de continuidad. Ante la decisión de retirar su inversión del país, los dueños llegaron a un acuerdo de expropiación con la CORA.